Cuando a finales de los años 90 empezó a extenderse y generalizarse el uso de internet en los hogares de nuestro país poca gente podía prever el impacto real que iba a tener en nuestras vidas. Como siempre, algunos visionarios supieron ver lo que los demás ni imaginábamos.
A cierto joven de Nueva York se le ocurrió que sería genial poder comunicarse virtualmente con amigos, familiares, conocidos, y no tan conocidos, a través de una red social y se forró.
Al mismo tiempo prácticamente, un grupo de tres ingenieros que trabajaban para otra empresa, basada en un sistema de pagos a través de la red, se percataron de que, a internet, y en consecuencia al mundo, le hacía falta un sitio web en el cual fuese fácil colgar y visualizar vídeos. Este grupo de amigos también se forró.
Unos años antes otros dos jóvenes habían apostado por el intercambio de música en formato mp3 a través de una red P2P y sí, ellos también se habían forrado.
Éstos son sólo tres ejemplos de los muchísimos negocios que han nacido a partir de internet a lo largo de su corta historia. En el otro lado de la moneda muchos sectores han sufrido las consecuencias de esta gran revolución. Pequeñas tiendas locales que ya sufrían frente a las grandes superficies y que paulatinamente se han visto todavía más empequeñecidas por la más que asentada compra Online, agencias de viajes, la venta de CD’s , DVD’s , etc.)
Sin embargo, existe otro gran fenómeno del siglo XX que por el momento no se ha visto afectado por la red y su poder de seducción. Estoy hablando del cine, de la asistencia a las salas de cine. Tanto de las clásicas de barrio que, heroicamente consiguen aguantar, como de los grandes multicines normalmente ubicados en centros comerciales. Sólo en Baleares el número de espectadores en 2016 creció un 13% respecto al año anterior. Un dato que no se puede ni se debe pasar por alto, especialmente si se está valorando el cine como medio para anunciarse.
Obviamente hacer click en el ordenador o el móvil y acceder a un contenido casi infinito tanto de información, comunicación y entretenimiento es algo que atrae mucho, aunque una de las formas de ocio preferidas por el gran público continúa siendo el sacar una entrada (por internet también, ¿por qué no?) e ir a disfrutar de un interesante estreno en la gran pantalla con un buen puñado de palomitas.
Carlos Artero
Afortunadamente aún es posible el milagro de la magia y la calidad. Ni con todo el poder económico, la asistencia de gurús , y toda la artillería mediática de su propiedad, las grandes corporaciones pueden siempre asegurarse que triunfen todas las propuestas que nos hacen.
Ha habido escandalosos fracasos recientes, como el e-book. Por contra, medios como las Salas de cine (debidamente aggiornadas), se han adaptado perfectamente a los gustos contemporáneos.
Estupenda reflexión y buen artículo de Carlos Artero.
Jacob.