Con las Fiestas de Pascua llega también la tercera entrega de nuestra historia para celebrar el 90 aniversario de Matas Publicidad. Un capítulo lleno de novedades como la llegada y consolidación del cine sonoro que sorprende a nuestro protagonista en Buenos Aires. Por ello, contamos con una pincelada histórica sobre la emigración mallorquina a Argentina de la mano del Catedrático Sebastià Serra.
Sí, sí, has entendido bien ¡nos vamos a Argentina!
Cap.3 NOS VAMOS A ARGENTINA
(…) Por razones que no vienen al caso, en 1928 mi padre y yo emigramos a Buenos Aires y el asunto de las diapositivas quedó en manos de mi hermano José.
Al pasar por Barcelona rumbo a América visité los mencionados estudios LECC y System Studio con el fin de ponerlos en contacto con mi hermano al objeto de que José se limitara a hacer los clichés escritos a mano y los comerciales de compromiso los pidiera a Barcelona. José no disponía de aparatos fotográficos porque yo me los llevaba a Buenos Aires. Ya en la ciudad de la Plata tenía la ilusión de alternar la música con las diapositivas y tratar de ganarme así la vida, pero me encuentro con que la realidad fue muy otra.
En la ciudad de Buenos Aires había más de doscientos cines, pero ignoro la razón por la que no acostumbraban a pasar diapositivas. En cuanto la música, la perspectiva parecía mejor porque acompañar al cine mudo en casa local había al menos una orquestina. Se daban incluso muchos casos en que había tres conjuntos para amenizar el espectáculo o sea una orquestina típica, una clásica y otra de jazz. Pero a los pocos meses de llegado y mientras me estaba interesando por buscar una plaza y sin ninguna pretensión, en el cine Astral de la calle Corrientes, instalan la novedad del cine “sonoro, cantado y hablado”. Tuvo éxito y en pocos meses hubo una docena de cines más transformados al sonoro, lo cual como es lógico produjo un enorme desempleo de músicos.
Fallándome tanto las diapositivas como la música no tuve más remedio que seguir ganándome la vida como ebanista. Y gracias al conocimiento del oficio me libré de pasar hambre.
Entre tanto mi hermano José me escribía que en Palma las diapositivas iban siempre progresando, que había entrado a servir nuevos cines y que se había comprado una cámara fotográfica con lo cual se hacía todos los trabajos para no tener que depender de Barcelona.
Corría el año 1930 cuando en Buenos Aires se inauguró el Gran Cine Broadway, primer local construido ex profeso para cine sonoro, con una capacidad de 2.000 espectadores y un lujo y confortabilidad impresionantes. Era la novedad de la ciudad y aunque la entrada costara cara fui a verlo, quedando gratamente impresionado porque se proyectaron diapositivas anunciadoras de películas próximas a estrenar y, por cierto, muy bien realizadas.
Desde aquel momento ya me dominó la curiosidad y la impaciencia y me entrevisté con el administrador de dicho local. Resultó que las diapositivas se la suministraba un japonés por lo cual cobraba 5 pesos y que la única forma de entrar yo sería rebajando este precio y accedí a ponerlas a 4,50 pesos. Me dio el primer pedido pero, resultando que en este cine cuando una película tenía éxito aguantaba en cartel un par de meses, la demanda de trabajo era muy escasa.
Se inauguró entonces en la calle Lavalle un nuevo cine de las características del Broadway denominado Monumental y al disponer de aparato proyector de vistas fijas también me pasaron los encargos.
Luego le tocó el turno de transformación de mudo en sonoro al famosísimo cine Florida el cual disponiendo también de proyector me pasó el encargo de unas diapositivas.
Así y todo sirviendo a los tres cines, los encargos eran insuficientes porque las películas aguantaban en cartel como mínimo un par de meses. Tal vez con el tiempo las cosas pudieron haber cambiado en lo que respecta al volumen de trabajo y constituir mi principal medio de vida, pero aquí las cosas tomaron otro cauce.
Mi hermano José me escribía que en Palma se había inaugurado el cine Born con todos los adelantos de la nueva técnica sonora y al que también servía diapositivas. Que el Moderno se había transformado también a sonoro. Que el Rialto se había equipado también con sonido y que estaba siendo el local preferido por el público y que era cliente.
En 1932 las cosas en Buenos Aires no andaban bien por el escaso volumen de las diapositivas que me pedían y ahora por añadidura se notaban una crisis en el ramo de la ebanistería que llegó a perjudicarme.
Entre tanto había entrado la República en España y mi hermano había conseguido un modesto empleo en el Ayuntamiento de Palma que unido a lo que ganaba con las diapositivas y lo que nosotros enviábamos de América, permitía a la familia vivir sin apuros.
No tardaría en tener que entrar en el servicio militar lo que podría obligarle a dejar además de su empleo lo de las diapositivas que iban prosperando continuamente y que sería una lástima tener que abandonar.
Me decía José que si no tenía un claro porvenir en Argentina no valía la pena estar la familia separada teniendo un horizonte tan halagüeño en casa.
Y ya no lo pensé más. En 1932 emprendí el viaje de regreso reuniendo a toda la familia.
(continuará…)
EMIGRACIÓ MALLORQUINA A ARGENTINA ANYS VINT I TRENTA SEGLE XX
L’emigració de mallorquins a la República d’Argentina s’inicià en el darrer decenni de segle XIX. Des dels inicis de segle XX fins a la Primera Guerra Mundial s’intensificà aquest fluxe migratori. Mentre que després de la guerra fins la crisi de 1929, aquesta emigració es mostrà molt consolidada.
Les causes d’aquesta emigració derivaven de la situació econòmica i social de Mallorca. Els projectes modernitzadors de la nostra societat existien, però la seva posada en pràctica era més bé escassa. Els canvis a la propietat anaven molt lentament i la industrialització creixia a un ritme inferior al que calia esperar. El sector serveis, en general, i el turisme, en particular, eren encara molt incipients.
A Buenos Aires, gràcies a la tasca de l’editor i impressor Josep Garcies Moll s’editaren els anys 1914 i 1929 dues interessants guies d’emigrants de les Illes Balears residents a la República Argentina. Aquestes publicacions estaven estretament vinculades, per una banda, a un important moviment associatiu dels nostres emigrants i, per altra banda, a dues publicacions periòdiques que en aquells anys s’editaven i que eren El Balear i L’Almoina. No podem oblidar la tasca cohesionadora desenvolupada per la Casa Balear i d’altres entitats associatives que organitzaven trobades, activitats recretatives, culturals i mutualistes per als emigrants.
Les cadenes emigratòries estaven en ple funcionament. Els emigrants es dedicaven a diversos oficis com fusters, forners, comerç, serveis en general, pagesos, entre d’altres. Pel que fa a la seva distribució territorial cal afirmar que era molt diversa. Destacaria els que s’ubicaren a la provincia de Buenos Aires –per exemple, a la capital, a San Pedro, entre d’altres-, a Còrdova, a Mendoza, a Santa Fe i a La Plata.
Voldria assenyalar que es produiren retorns en els anys següents a la crisi de 1929 i, sobretot, en els anys trenta. Respecte a com els hi va anar, cal apuntar que existeixen resultats molt diversos. A partir de l’esforç en el treball i a diverses iniciatives hi va haver grups que obtingueren guanys a diferents escales. Però al mateix temps, n’hi va haver d’altres que passaren dificultats i quan retornaren, si és que ho feren, també passaren per dificultats econòmiques.
Ja per a finalitzar cal mencionar que la majoria d’emigrants mantingueren sempre que pogueren l’ús de la nostra llengua i a la vegada conegueren a fons una altra llengua i una altra cultura.
Dr. Sebastià Serra Busquets
Catedràtic d’Història Contemporània de la Universitat de les Illes Balears