Los meses de celebración de nuestro 90 aniversario transcurren rapidísimos, y ya le toca el turno a la narración de la «profesionalización» del divertimento de nuestro protagonista Juan Matas Salas. En esta ocasión acompañado de un texto muy especial de otro gran selfman de la historia empresarial mallorquina, Pere A. Serra, muchas gracias.
¡Shhhh!, silencio que comienza la sesión…
Cap.2 DE UN DIVERTIMENTO A UNA FUENTE DE INGRESOS
(…) Hasta ahora no había hecho más que cristalitos anunciadores de películas, pero un buen día un amigo del operador del Moderno me encargó uno para anunciar “Jabón de escamas de coco” del cual era representante y cuyo anuncio se proyectaba sin cobrarle nada, pues este tipo de publicidad estaba aún por regular y explotar.
Recuerdo perfectamente que por este cristalito le cobré 1,25 pesetas. Cuán ajeno estaba yo de que en aquel momento acababa de nacer “Diapositivas Matas”, que llegaría a tener más de treinta empleados, que vendrían épocas en que nuestra producción rebasaría la media de 150 cristalitos diarios y que cincuenta años después podría celebrar las bodas de oro de la empresa.
Y que después del “Jabón” vinieron otros que se interesaron para hacer publicidad de sus productos. Pensé que aquello ya merecía ser canalizado comercialmente y entonces hice un convenio con los empresarios fijando un precio mensual por cada cristal que se proyectara y puse un reclamo en proyección que rezaba: “Para anuncios en esta pantalla, Matas, Real, 29”. Por el cine Moderno cobraba 7 pesetas al mes y por el Oriental 5: en aquellos precisos momentos nacía “PUBLICIDAD MATAS”.
Era hacia el año 1926, y en el teatro Lírico todavía estaba de operador Ramón Úbeda que como llevo dicho anteriormente tenía una cierta maña en lo de escribir los cristalitos. Pero últimamente hacía alguno utilizando procedimientos fotográficos. Retrataba la fachada de una tienda o algún objeto y luego a mano colocaba los textos.
La competencia estaba puesta entre los dos y no estaba dispuesto a dejarme pisar el terreno. Pronto trabé relación con los hermanos Miguel y Juan Durán que en un piso de la Plaza de San Antonio tenían un estudio fotográfico denominado “Fotografía Goya” que poseía aún la galería de vidrio para trabajar con la luz diurna. No tenía yo ni la más remota idea de fotografía así que debo a Juan Durán los primeros conocimientos en la materia. Primeramente me limité a reproducir fotografías o láminas de revistas y luego completando los textos a mano y más adelante ya hice el montaje de fotos y leyendas en el mismo dibujo que venía reproducido y luego iluminado a mano.
Venía usando la tinta china “Pelikan” para confeccionar los cristalitos pero conocí un muchacho llamado Miguel Moyá que trabajaba en una distribuidora de películas y me dio una fórmula de tinta que permitía hacer perfiles más finos y además resultaba mucho más barata. Se trataba de una cosa tan sencilla como disolver anilina con agua y goma arábiga. Con ello obtenía además unos colores más vivos y transparentes.
Entonces en Palma no había autobuses. Los transportes públicos corrían a cargo de los “tranvías eléctricos interurbanos los cuales llevaban anuncios laterales y también interiores, y que para su explotación como medio publicitario se formó la “Empresa de Publicidad” que dirigían los señores vinculados a la compañía de la que era presidente D. José Tous Ferrer empresario también del Teatro Lírico. Al ver que el cine podía ser también un buen medio publicitario, y por la vinculación que podía tener la “Empresa de Publicidad” con D. José Tous, se empezaron a vender “anuncios fijos en la pantalla” de modo que en Palma ya había cuatro cines que pasaban publicidad proyectada: Lírico, Balear, Moderno y Oriental.
Hacia finales de 1927 empezaron a llegar a Palma algunos cristales hechos en Barcelona bastante mejores que los que hacíamos nosotros aquí, y lo mismo que pasó con Úbeda al que llegué a superar definitivamente, ya no tuve más objetivo que emular y a ser posible superar los trabajos de Barcelona que firmaban “Cliché System Studio” y “Cliché LECC”, esta última firma pertenecía a Francisco Martínez el cual fundaría “Publicidad Mediterránea” que actualmente regenta su hijo Roldán.
Fue entonces cuando dejaron estos trabajos de llamarse cristales anunciadores, y aunque algo inapropiadamente, pasaron a denominarse “clichés de proyección” hasta que sobre los años treinta consiguieron el actual y definitivo nombre de “diapositiva”, admitido por la Real Academia de le Lengua y que supongo derivaría del nombre inglés y alemán “diapositiv” que los fabricantes de material fotográfico daban a las placas positivas de 8,5 x 10 cm preparadas exprofeso para ser proyectadas.
Mi principal medio de vida venía siendo el empleo que tenía en casa de mi tío. El trabajo de los cines lo hacía en mis ratos de ocio, pero por una serie de razones que se expondrán, iba tomando afición y cariño a los cines y perdiendo el gusto a la ebanistería.
En primer lugar el trabajo de carpintería resultaba bastante pesado pues entonces se carecía de maquinaria tan perfeccionada como la de hoy y pasábamos jornadas enteras aserrando y cepillando, lo cual hacía que por la noche cuando llegaba a casa no tuviera el pulso firme como para dibujar diminutas letritas sobre el cristal. Por otra parte, en casa de mi tío una de mis principales labores consistía en ir a entregar muebles y montarlos, pero el transporte no estaba como ahora mecanizado sino que debíamos hacerlo nosotros mismos tirando de un carretón de mano. Las calles de Palma eran de tierra pues se desconocía aún el asfalto y ello hacía que en verano se llenaran de polvo y en invierno se formaran unos infernales barrizales por los que había que transitar llegando a ponernos barro hasta el culo. Nunca fui presumido, pero hay que admitir que resultaba bastante violento por la noche tratar por ejemplo con D. José Tous Ferrer y que de día me encontrara tirando del carro como un mulo enfangado. Añádase a esto que en casa de mi tío ganaba un duro diario, y no me consideraba mal pagado, y que por la noche muchas veces en una hora ganaba más.
Opté entonces por abandonar a mi tío con el pretexto de que deseaba perfeccionar el oficio y ello sólo podía conseguirse conociendo otras formas. Entré a trabajar en los Talleres Juncosa considerados entonces los mejores de Palma. Allí me limité a trabajar de ebanista, mejoré mi sueldo y aprendí muchas cosas del oficio que habían de serme útiles en el futuro, pues como lo de los clichés de momento no era suficiente para vivir todavía debería seguir con la ebanistería por algunos años.
Entre tanto, mi hermano José que contaba con dos años y medio menos que yo había aprendido bastante en las dispositivas y me ayudaba en el cometido… (continuará)
Un mundo de recuerdos
«Medio siglo de nuestra historia en 12 entregas» me ha hecho recordar mis tiempos de crítico de cine en las páginas del diario Baleares. Años en los que tuve el lujo y el placer de entrevistar a personajes inolvidables, actores internacionales como Douglas Fairbanks Jr., Errol Flyn o María Félix, pero también aquellos que triunfaban en el cine español. Estoy pensando en estos momentos con el magnífico José Isbert, protagonista indiscutible de las no menos rememorables Bienvenido Mr. Marshall o El verdugo, dos películas convertidas en ya todo un clásico. Fue, como digo, gracias a esta faceta de crítico que tuve la gran suerte de conocer a actrices de la talla de Emma Cohen, a la gran Mary Sampere, a la elegante Mónica Randall o a la siempre eterna Sara Montiel, con quien me unió una gran amistad fomentada gracias a su matrimonio con el que fuera director de Ultima Hora Pepe Tous.
Pero permítanme que recuerde un encuentro que fue para mi muy especial. Fue la entrevista para las páginas del diario Baleares que tuve el honor de realizar a la actriz mejicana María Félix. Supe que se hospedaba en el hotel Formentor, y yo, ni corto ni perezoso me dirigí hacía allí. Me presenté en la recepción del establecimiento con un gran ramo de flores y presentándome como el presidente de la Asociación de Prensa. Ella me vio tan joven, y probablemente adivinó que de presidente poco tenía, que me invitó a cenar. Para mí, era como un cuento de hadas. Para agradecerle este detalle la invité a las fiestas de moros y cristianos de mi pueblo natal y se pueden imaginar la sensación que causó aquella visita en un pueblo como era Sóller a principios de los años 50. Finalmente, la entrevista se publicó en el Baleares y fue de las más comentadas que he realizado a lo largo de toda mi vida. Hay cosas que no cambian y los actores siempre han sido un reclamo para la publicidad. Prueba de ello es que Agama me abonó una cantidad de dinero para poder publicar una foto que yo tenia de María Félix bebiendo Laccao.
Todo ello sucedía en la década de los 50, cuando eran famosos artistas como Gary Grant, Katherine Hepburn y directores como John Ford o Cecil B. DeMille, cuando los largos entreactos estaban rellenos de spots publicitarios —que seguíamos con creciente interés—, de los noticiarios —el famoso No-do— y de los cortos de Chalot.
Y es precisamente del gran actor y director Charles Chaplin, a quien también había conocido en el hotel Formentor, de quien poseo una pequeña joya de coleccionista: en cierta ocasión, después de la inauguración de una exposición de esculturas de Joan Miró en la Fundación Maeght de Saint Paul de Vence, un reducido grupo fuimos a cenar al restaurante La Reserva. Allí también estaba Charles Chaplin acompañado de su mujer y de una de sus hijas. Miró hizo un pequeño dibujo en uno de los menús que había en la mesa y que yo entregué al actor, quien lo aceptó de buen grado. Por mi parte, no quise peder la oportunidad de pedirle a Chaplin que me dedicara uno de los menús. En la carta del restaurante el actor me hizo un pequeño dibujo acompañado de unas palabras. Cuando volví a la mesa Miró quiso también enriquecer aquella pequeña joya y dibujó una de sus características estrellas.
Algunas veces pienso que tal vez no haya en el mundo otro papel con sendas dedicatorias de dos de los más grandes genios del siglo XX.
Pere A. Serra Bauzà
Hola buenos días, soy investigador del mito María Félix y me gustaría saber más de su estancia en palma de Mallorca , ya que es poco conocido por sus admiradores, y la anécdota que ella menciona en su biografía sobre Mallorca y Mahón
Buenos días,
Muchísimas gracias por su interés. El texto que hace referencia a María Félix corresponde a una colaboración en nuestro blog por parte de personajes relevantes en motivo de la publicación de nuestras memorias empresariales en nuestro 90 aniversario. Lamentablemente el Sr. Pere A. Serra falleció en 2018, sin embargo trasladaremos su interés a su familia por si pudieran aportar alguna información.